El viejo cementerio de Huaquillas, ubicado en la vía al Puerto de Hualtaco, se ha convertido en un lugar peligroso para sus visitantes. Ahí se dan continuos asaltos, robos, ritos satánicos, voces de ultratumba, desaparición de lápidas, rejillas, adornos y restos óseos.
Durante el pasado 2 de noviembre se reportó, a este medio de comunicación, varios asaltos con pérdidas de dinero, joyas y celulares, los que no fueron reportados porque la gente considera “una pasadera de tiempo”, porque si se identifica a los supuestos asaltantes, éstos salen libres de inmediato y temen represalias.
El Municipio está construyendo un PAI en la Y de Hualtaco, a pocos metros del cementerio, pero marcha muy lento. “Si este local estuviera operativo se pudiera ejercer un control rutinario con elementos policiales”, comentan los ciudadanos.
Por otro lado, en lo que tiene que ver al cerramiento del camposanto se ha evidenciado que las paredes son muy bajas, aproximadamente 1,50 mts., lo cual permite con facilidad para ingresar por cualquier lado del cementerio que tiene aproximadamente unas tres hectáreas.
Se ha denunciado por parte de los familiares que tienen enterrados a sus seres queridos que se han dado asaltos en plena luz del día, incluso no hay la presencia de guardián, lo que debe ser explicado por las autoridades municipales.
Hace tiempo, Huaquillas se conmocionó por la presencia de grupos de roqueros que realizaban ritos satánicos en el cementerio, e incluso escuchaban gritos de ultratumba, pero estos raros fenómenos al parecer han desaparecido para tranquilidad de las familias que viven cerca. Sin embargo, continuamente se roban lápidas y adornos de metal que son comercializadas en Huaquillas y Aguas Verdes.
“Hay costumbres muy dadas a la brujería, el año pasado agarré a un señor de 55 años que llevaba un cráneo, aquí lo aseguré en este panteón y cuando lo interrogué dijo que le habían pagado 200 dólares”, dijo un ex guardián, quien respecto a lo sucedido señaló que era raro que se estuvieran llevando una parte, sostuvo que era la última parte del esqueleto, el ciudadano pidió mantener sus nombres en reserva.
Se desconoce si se incrementará la seguridad en el panteón, el arreglo de la barda perimetral o la colocación de una malla electrificada. Pero lo cierto es que los asaltos continúan así como la desaparición de implementos que sirven de adorno en las tumbas y lo peor de todo, desaparición de restos óseos.
A través de Diario CORREO pidieron que se haga un llamado a la Policía Nacional y al Municipio para que se realice más control en el cementerio, para de esta forma ir a visitar con tranquilidad a sus seres queridos.
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